Un audio circula en WhatsApp alertando a los ciudadanos sobre algunas características de la gasolina que está llegando a nuestro país desde Irán. Un tema que ha generado largas conversaciones acerca de un producto que desconocemos, y cuyo impacto sobre los vehículos aún está en veremos.
El ingeniero químico y profesor universitario, Emilio Herrera, exgerente de procesos y operaciones del Centro de Refinación de Paraguaná (CRP), es quien se identifica en la cadena que circula por redes sociales, donde señala que desea compartir algunos detalles sobre las características organolépticas de la “gasolina persa” que se comercializa en la República de Venezuela.
En este punto, comienzan las dudas ¿se trata efectivamente de un audio real o de un impostor? ¿Qué tan cierto es lo que allí dice? ¿es vigente o se trata de denuncias viejas?
Herrera también es conocido por ocupar cargos como superintendente de las unidades de proceso del CRP, entre ellas el desintegrador catalítico, la unidad de alquilación, hidroproceso, y con una amplia experiencia en manufactura de gasolinas de 91 y 95 octanos.

En entrevista con el equipo del OVFN se adjudica el famoso audio, en el que hace unas críticas muy severas acerca del producto que ha llegado a nuestro país, y el que se está mezclando en refinerías para su comercialización. Unas alertas que además quedan contrastadas por expertos en el área.
“Como agua de panela”

Una de las comparaciones que hace el experto es sobre el color de la gasolina. El producto que se ha manufacturado con anterioridad en Venezuela mantenía un color “como agua de panela”, en la cual no se observaban “particulados o contaminantes”.
Si este producto no presenta dicho color característico, podemos inferir:
1.Alto contenido de azufre
La gasolina venezolana tenía alrededor de 72 partes por millón (ppm), mientras que la de Irán, según señala el especialista en procesos de refinación, se presume ronda por los 300 ppm. Y si es mayor a 120 partes por millón, se convierte en un contaminante indeseable en una gasolina.
Este incremento se puede evidenciar también en el olor, ya que, al haber mayor contenido de azufre, su olor es mucho más invasivo.
“Una gasolina que tenga más de 120 partes por millón de Metilmercaptano, es una gasolina que no es apta para un motor de combustión interna”. “Si esta no reúne las especificaciones técnicas, tarde o temprano dañan la metalurgia, los cilindros, y al perforarse alguno de estos elementos, puede ocurrir un derrame de gasolina e incluso un posterior incendio”.
Otra acotación que hace el experto sobre este contenido de azufre, es que estamos ante la presencia de un elemento muy contaminante para el medio ambiente, una variable que parece no tener ninguna prioridad para descartar su uso o comercialización.
Herrera detalla que si una gasolina es más oscura que la que conocemos y tiende a “parecerse a una solución de miel de abeja, o a aceite quemado”, es porque está contaminada con polímeros.
“Estos contaminantes, cuando se queman en el cilindro, se depositan como particulados de carbón dentro de las paredes del pistón. Lo que eventualmente redundará en daños al motor, futuras fallas severas con daños irreversibles”.
2. Menor octanaje

Toda gasolina reúne dos tipos de octanaje: uno llamado Research Octane Number (ROM) y otro llamado Motor Octane Number (MON). La suma de ambos (ROM + MON) dividido entre dos, da un factor que se conoce como el Índice Anti Detonante (IAD), un número que determina la capacidad antidetonante del motor.
Como superintendente de las seis unidades de proceso que permitían manufacturar gasolina de 91 y 95 octanos, Herrera explica que los aditivos para aumentar el octanaje en Venezuela eran dos oxigenados: Tert-Amyl Methyl Ether y el Methyl tert-butyl ether, que permitían comprar una “gasolina Premium producida en Venezuela”.
Según su experiencia, Herrera indica que, por el color, y sin requerir de un estudio más profundo como una Cromatografía, es posible inferir, que esto no ocurre así con la gasolina que se comercializa actualmente en el país.
El experto denuncia que en Irán el aditivo utilizado es Etanol, y no tienen Alquilato, tienen Nafta Liviana y Nafta Pesada que le dan esa característica semi aceitosa, en comparación con la venezolana, la cual era completamente volátil y no dejaba residuos si llegaba a derramarse en el asfalto. Una conclusión a la cual llega sin ningún inconveniente, ya que en Venezuela las plantas de alquilación en el país, están fuera de servicio.
Esta es la razón por la cual la gasolina persa presenta un octanaje que, en algunos casos, apenas llega a 77, mucho menor al que estamos habituados.
“Trae nafta catalítica, butano, metano y el aditivo es Etanol. Nos engañaron con un producto que no es apto para el parque automotor venezolano”, comenta Herrera.
Otra de las alertas es que la gasolina venezolana permitía recorrer 7 km y medio por cada litro de gasolina. Con el producto proveniente de Irán, un litro se consume a los 4 km.
¿Por qué vemos un menor octanaje?
Si a la gasolina se le colocan los aditivos habituales, la suma del ROM y el MON, debe dar 91 o 95 octanos. Y conforme a lo señalado previamente, esto no está ocurriendo así
Herrera detalla además que tenemos dos productos, el que se mezcla acá y el que surten desde Irán. Y esto es precisamente lo que nos confirma una segunda fuente en el tema.
“Hay gasolina que está llegando y otra que se está procesando, una de las cosas que se ha determinado en refinación, en comercio y suministro, es que se baje el octanaje para que haya más cantidad del producto”.
¿Gasolina y agua?
Otra inquietud que surge ante el líquido que se ha surtido a los venezolanos como gasolina, es saber si tiene alguna mezcla de agua.
El profesor e ingeniero señala que, aunque la gasolina iraní puede presentar severas deficiencias, no viene contaminada con agua, y podríamos estar ante la presencia de otro componente: “alcohol etílico”.
“Lo que se observa es gasolina contaminada o mezclada, y esto suele pasar en las unidades de procesos”.
Los expertos consultados detallan que el producto que se está mezclando actualmente en el país, si presenta un alto contenido de agua.
El RVP (Presión de Vapor Reip), es el parámetro que mide este valor de agua en la gasolina, y no debe pasar de 6,5. Si está por encima de ese número, indica que hay agua en la gasolina, razón por la cual se evapora, no rinde y presenta otras fallas.
“Recientemente se ha visto en algunos casos, este valor en 11, eso quiere decir que la cantidad de agua es tal, que tiende a evaporarse”.
¿Es válido mejorar el octanaje por cuenta propia?
Más que una denuncia, se trata de una alerta. Muchas personas se han lanzado a la aventura de colocar mejorador de octanaje, pero esto puede ser aún más peligroso.
“Hay otros que están “aditivandole” con soluciones de thinner”, manifiesta Herrera de manera alarmada.
A la voz del profesor se le suma la de un profesional en el área quien señala que mejorar el octanaje es aún más arriesgado porque “es un componente que puede comportarse como un detonante”.
El exgerente del CRP finaliza haciendo un llamado a las autoridades a reactivar y readecuar el parque de refinación venezolano, y alerta a los ciudadanos que no paguen por un producto que no reúne las características.