El Tribunal Supremo de Justicia dictaminó el 17 de septiembre privativa de libertad para el doctor Alexis Ramón Riera Lugo, por la presunta comisión del delito de contrabando de extracción y peculado.
El silencio de las fuentes oficiales se ha convertido en caldo de cultivo para la generación de errores, fake news y desinformación. La labor de los medios informativos venezolanos se hace cada vez más cuesta arriba. No solo se trata de contrastar la información, también de reconocer los errores cuando las fuentes alternas fallan.
El pasado domingo 6 de septiembre, la entidad carabobeña se alertó ante la detención del médico residente Antonio Amell. Poco se sabía sobre lo que estaba ocurriendo, mucho menos, si había más involucrados.
Dos días después los portales reseñaron que este joven fue apresado por funcionarios del SEBIN, y su detención arrastraba a otra figura clave en la medicina carabobeña: el doctor Alexis Riera, director de la Ciudad Hospitalaria Enrique Tejera.
Riera habría sido detenido en la sede del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin) de Naguanagua desde el martes 8 de septiembre, pero sin detalles sobre su estado y las razones de su detención.
No fue sino hasta el momento en que el fiscal Tarek William Saab, revelara que “Riera estaba siendo investigado para determinar si hubo complicidad de su parte”, en el caso de la presunta venta de medicamentos para el tratamiento de la COVID-19 por parte del joven Antonio Amell.
De manera inmediata, el gremio médico, facultades de medicina, instituciones públicas, sociedad civil y Organizaciones no Gubernamentales ligadas al sector salud alzaron su voz a favor del doctor Riera.
No fue sino hasta el pasado jueves 10 de septiembre que volvió a aparecer su nombre en los medios: el rumor de una supuesta liberación.

Fake news por error
El anuncio de la liberación habría sido confirmado nada menos que por parte del Director Ejecutivo del capítulo Carabobo de la ONG Médicos Unidos de Venezuela, doctor Jorge Pérez, quien sin mayor confirmación informó a medios regionales sobre la grata noticia.
Reseñado de manera inmediata, la información trascendió, y al llegar a oídos de familiares y allegados al doctor Riera, estos manifestaron no tener conocimiento al respecto.
Posteriormente, Pérez explicó que se trató de una confusión y que, en efecto, su colega no fue liberado como lo había anunciado antes.
A través de la red social Instagram colgó un post en el que explicó el origen de la confusión.
“Esto nos causó alegría y sin ninguna mala intención lo dimos, por cierto. Así mismo afirmo que desconozco el procedimiento judicial que se le sigue y su lugar de reclusión, por lo que creo conveniente y oportuno pedir disculpas y exhortar a todos quienes apreciamos al Dr Alexis Riera”.
De manera inmediata surgió la aclaratoria también por parte de los medios involucrados.
Apenas tuvimos conocimiento de los rumores comenzamos a verificar la información. No era suficiente el comentario de conocidos del médico, necesitábamos una voz vinculada con el caso que nos confirmara la noticia, tal como siempre ha sido el espíritu de este medio de comunicación.
Estamos conscientes de que la aclaratoria debimos hacerla el mismo viernes, pero intentamos por todos los medios conseguir información oficial sobre el caso para hacer una nota más completa. Pedimos excusas por esto.
A pesar de las disculpas, tanto de la fuente como del medio, los usuarios en las redes sociales ya habían replicado la noticia, y finalmente entró en la categoría de fake news.

Menos acceso a la fuente, mayor cantidad de rumores
Cuando este tipo de errores ocurren tienen un trasfondo mayor: la falta de acceso a las fuentes oficiales, lo que lleva a los periodistas a buscar fuentes allegadas y alternativas. Estas, a pesar de ser voceros con autoridad, no corresponden a una fuente de primera mano.
En este tipo de prácticas, tanto el medio como el periodista, se juegan el riesgo de acierto o de error.
Por ejemplo, si se pudiera acceder a una fuente desde el propio SEBIN, el Ministerio Público o la Fiscalía General, se podría detallar el avance del caso y conocer el estado de la detención del doctor Riera de primera mano, pero esto no es así.
Como medios, toca esperar a que estas fuentes revelen lo que estén dispuestas a decir. Acudir a un tercero se hace vital y necesario, pero, si esa fuente no está en la capacidad de confirmarlo ¿adónde se puede acudir?
Aunque las instituciones públicas y demás funcionarios, suelen enviar notas o boletines de prensa con algunos detalles, estos se limitan a lo que dicha fuente solo quiere decir. Pocas veces abarcan lo que es necesario conocer.
Un derecho quebrantado
El Instituto Prensa y Sociedad Venezuela ha alertado sobre las restricciones a la libertad de expresión y acceso a la información, que como bien detalla la ONG Transparencia Venezuela “no solamente es un derecho, sino que además se le presenta a los comunicadores sociales como una herramienta para fortalecer el ejercicio del periodismo”.
Un derecho que, a pesar de estar contemplado en el artículo 51 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, se vulnera cada vez más desde las propias instituciones gubernamentales. ¿El por qué? La respuesta podría estar en la aclaratoria de nuestro desmentido:
“Las fuentes oficiales están negadas a dar información a los medios de comunicación, como parte del entramado de censura que desde sus inicios ha puesto en práctica el gobierno bolivariano”
Respecto al caso, el Tribunal Supremo de Justicia dictaminó el 17 de septiembre privativa de libertad para el doctor Alexis Ramón Riera Lugo, por la presunta comisión del delito de contrabando de extracción y peculado.