No basta con el logo

El Observatorio Venezolano de Fake News ha detectado que muchas de las recomendaciones que supuestamente son emitidas por la UNICEF y la OMS sobre la pandemia del coronavirus y que están circulando por sistemas de mensajería como WhatsApp y redes sociales, resultan falsas. Se valen del prestigio de estas organizaciones para además promover recomendaciones que son mentiras: comer helado no te pone más en riesgo al COVID-19 y exponerte al sol tampoco lo mata. Y, por supuesto, hacer gárgaras con sal no te ayudará en nada.

Genera confianza. Nos dice que en esta organización sí que podemos creer. El logo de una institución nos da cuenta de la historia que tenemos con ella, de lo que creemos. Por eso la suplantación de identidad en tiempos de crisis puede ser un hecho grave, especialmente si la gente no entiende o no se da cuenta cuándo es usado como parodia, que suele ser el uso permitido más conocido. Porque una parodia, cuando pierde el contexto, también es fake news. Ha pasado en Venezuela reiteradamente con la primera página del diario El Nacional sobre el 4 de febrero de 1992, que con sus exageraciones es una parodia creada por la web de humor El Chigüire Bipolar.

Pero el caso más grave no es el de la parodia, sino el de la suplantación de identidad hecha para engañar, que en el mundo actual puede ser promovida por individuos o por laboratorios de información con algún interés oculto.

La mentira y la propagación de información falseada no son producto de internet ni de la mensajería instantánea. El telégrafo ya se usaba para propagar información falsa con fines económicos. La suplantación de la identidad es también tan antigua como la humanidad (el dios Zeus usurpó la identidad de Anfitrión para tener amoríos con la humana Alcmena, por ejemplo). Y ha sido útil en numerosas novelas y películas de intriga como El talentoso señor Ripley de Patricia Highsmith.

A diferencia de la parodia, que suele ser protegida por el derecho a la libertad de expresión, la usurpación de identidad para engañar está penalizada de distintas formas, incluso en las plataformas digitales como Facebook y Twitter.

Otra forma de usurpación de identidad, esta sí propia de internet es el phishing. Esos correos electrónicos o páginas web falsas que buscan que hagas clic para engañarte y sacarte información personal, frecuentemente, en forma de números de tarjetas de crédito.

¿Cómo protegerse de la suplantación de identidad?

Lamentablemente, con un poco de desconfianza. Entendiendo que en el mundo de la posverdad la desinformación es también una estrategia política y económica, que puede tener detrás intereses (personales o de grupos) que buscan legitimar sus puntos de vista.

Una vieja humorada de internet dice que no puedes saber si del otro lado de la red está un perro. Pero de lo que sí se puede estar seguro en tiempos de fake news es que puede morder.

Referencia

Cuidado con estos mensajes en nombre de Unicef sobre el coronavirus: Son bulos | Planeta Futuro | EL PAÍS. (s. f.). Recuperado 19 de marzo de 2020 de https://elpais.com/elpais/2020/03/17/planeta_futuro/1584442462_546525.html
La suplantación de identidad al servicio de las fake news. (s. f.). Recuperado 19 de marzo de 2020 de https://fakenews.cotejo.info/en-profundidad/la-suplantacion-de-identidad-al-servicio-de-las-fake-news/

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