Vacunas no causan una enfermedad más grave

Así como en 2020 la información falseada que más circuló fue sobre la COVID-19, sus remedios y curas milagrosas, algunos riesgos asociados que buscaban asustar a la población e incluso teorías conspirativas sobre su origen, este 2021 el foco de los bulos asociados al coronavirus ahora está en las vacunas, en medio de un proceso de vacunación casi masiva en algunos países del mundo que tiene sus detractores.

El Observatorio Venezolano de Fake News detectó en grupos de WhatsApp de Puerto Ordaz, estado Bolívar, un video en el que una doctora argentina alerta que las vacunas contra la COVID-19 están diseñadas para “provocar anticuerpos que podrían sensibilizar a los receptores de la vacuna a una enfermedad más grave”.

Debido a que estas declaraciones contrarían lo que investigaciones científicas, infectólogos y la Organización Mundial de la Salud han informado sobre las vacunas, y puede afectar el desenvolvimiento del proceso de vacunación, el OVFN le puso la lupa y verificó las declaraciones.

Sobre la vocera

La doctora Roxanna Bruno es una inmunóloga y bioquímica argentina que forma parte de la agrupación “Epidemiólogos Argentinos Multidisciplinarios”, quienes han cuestionado las medidas sanitarias que el gobierno argentino ha tomado durante la pandemia. Sin embargo, tanto la vocera como la agrupación han sido desmentidas en reiteradas ocasiones por compartir información falseada sobre la COVID-19 y la pandemia.

Portales de verificación de América Latina como Chequeado explican que el discurso y el comportamiento público de esta agrupación se asemejan a la narrativa que provienen de las teorías conspirativas, como “sospechan constantemente de la información oficial” o presentarse como ”médicos engañados”.

Bruno ha sido desmentida por medios y unidades de verificación por otras declaraciones falaces. Durante el 2020 alertó que las vacunas con adenovirus serotipo 5 aumentan el riesgo de contagiarse de VIH, declaración que el portal español Maldita.es desmintió con expertos. También aseguró que las vacunas no habían sido probadas en animales -declaración que contradice en esta oportunidad, al mencionar pruebas en animales-, sin embargo, entre las 6 etapas que debe pasar una vacuna para su aprobación oficial está la preclínica, en la que se realizan unos primeros ensayos en animales.

¿La vacuna causa una enfermedad más grave?

Las declaraciones de Bruno, siguen el discurso de Sherry Tenpenny, una osteópata estadounidense y activista antivacunas. Ambas alertan que las vacunas generan un fenómeno llamado “mejora dependiente de anticuerpos” (ADE), el cual consiste en que los anticuerpos podrían unirse al virus y facilitar la infección.

Se debe señalar que el estudio al que Bruno hace referencia se trata de una investigación que hacía seguimiento a las personas voluntarias para ensayos de la vacuna y la información previa que se les fue suministrada. En las conclusiones de este informe, lo que indican es que se debe advertir a los voluntarios sobre la posibilidad de ADE durante estas pruebas previas para que den un consentimiento mejor informado.

El Dr. José Félix Oletta, epidemiólogo y exministro de salud entre 1997 y 1999, explica que este es otro bulo más que advierte daño mediante ese fenómeno y que “no se ha probado que ocurra en la práctica con ninguna de las vacunas aprobadas contra la COVID-19”.

Lo mismo observa el médico internista e infectólogo, Dr. Santiago Bacci, al insistir que este proceso de estudio de vacunas ya tiene un año pasando por las distintas fases desde pruebas preclínicas, animales, pequeños grupos de personas y evaluaciones de seguridad. “Esto ya tiene un año y eso que dice la señora no se ha detectado, inclusive la forma de ver efectos secundarios en países desarrollados es muy estricta y eso no acaba ahorita. (…) Lo que dice ella no se ha reportado en efectos secundarios”.

Con respecto a esto, el Dr. Oletta recuerda que esto es un proceso riguroso para evaluar la seguridad de las vacunas aprobadas “son evaluadas por organismos técnicos independientes que las precalifican y recomiendan su uso, cuando los beneficios de su aplicación superan los riesgos.  Aun así, siguen siendo evaluadas cuando ya están en uso mediante vigilancia de eventos adversos supuestamente atribuibles a la vacuna (ESAVI)”.

La nueva víctima de la desinformación

La nueva etapa de la pandemia este 2021 es la vacunación masiva contra la COVID-19, la cual países como Israel, Estados Unidos y Chile hasta ahora lideran, en aras de disminuir los contagios y reactivar los sectores económicos que se han visto afectados por la cuarentena, sin embargo, el movimiento antivacunas también ha sabido activarse.

En el campo de la información, múltiples bulos sobre la seguridad y eficacia de las vacunas han circulado, como posible infertilidad en mujeres o la implantación de chip, desmentidos una y otra vez por medios internacionales y la Organización Mundial de la Salud en un su intento de hacer frente al nuevo blanco de la infodemia.

El Dr. Oletta hace referencia al artículo “Efectos secundarios a largo plazo de la vacuna de COVID-19. ¿Qué sabemos?” al mencionar que las preocupaciones por posibles efectos a largo plazo son legítimas, pero que se debe tener en cuenta que existe todo un sector organizado para sembrar confusión y dudas sobres las vacunas, por ello hace énfasis en la importancia de contrastar toda la información que llega al respecto con expertos y organizaciones internacionales de salud como la OMS, OPS, los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) y el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC).

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