Medios virtualizados

Si bien la pandemia de la COVID-19 obligó a los medios de comunicación a virtualizarse para mantener sus procesos de producción de contenidos y de atención a las audiencias, la virtualización de las redacciones no comenzó en 2020.

Las plataformas digitales venían descomponiendo cada vez más el trabajo y las empresas ya habían notado que podían aplicar un modelo remoto con una coordinación lo suficientemente productiva como para hacerlo potable. El proceso que había comenzado años atrás sufrió con el confinamiento un empujón, pero en la misma dirección que ya iba transitando.

En Venezuela, las dificultades de movilidad, los apagones, los problemas de conectividad y, en muchos casos, el exilio forzado de buena parte de sus equipos, habían obligado a los medios a avanzar en un modelo donde las dificultades para coincidir en espacio y tiempo no impidiera organizar el trabajo.

Así como los soportes se hicieron digitales, más por imposición del entorno que por evoluciones naturales, las redacciones habían avanzado en modelos virtuales o mixtos de gestión basados en herramientas de comunicación y trabajo colaborativo que permitieron la rápida adaptación y respuesta para hacer una cobertura eficiente en tiempos de pandemia.

Mucho más que quedarse en casa

El trabajo de los medios de comunicación no para ni siquiera por una pandemia. De hecho, la demanda informativa se hizo mayor porque obliga a contar lo que ocurre procurando nuevos enfoques. Pero dar respuesta a ese interés del público por estar informado significaba activar un plan de contingencia que entre otras cosas garantice la producción de contenidos, la protección del talento humano y, a la vez, seguir abordando los temas de interés, según el propósito del medio, para incidir en la opinión pública.

Con cada miembro de la redacción en su casa, ya sea por la imposición gubernamental, por las dificultades de movilidad o por la simple prudencia, había que actuar y hacerlo rápido. “El lunes, 16 de marzo de 2020, nuestra acostumbrada reunión de pauta se llevó a cabo por primera vez de forma virtual. Lo que pocos pensábamos es que la emergencia se extendería por mucho más de un año”, afirma Nelson Eduardo Bocaranda, director de Runrunes, (www.runrun.es) uno de los medios nativos digitales más antiguos de Venezuela.

La reunión de pauta semanal de Runrunes mediante una videoconferencia fue solo uno de los cambios implementados por las redacciones. Grupos de WhatsApp, suscripción a aplicaciones de videoconferencias, archivos colaborativos, listas de correo y muchos datos para navegar sustituyeron la necesidad de dinero en efectivo para el transporte público o para la gasolina.

El modelo se puede resumir como una combinación de espacios síncronos y asíncronos que faciliten el seguimiento diario del trabajo y se combinen para garantizar la producción del medio sin poner en riesgo a los integrantes de la redacción.

En este proceso de virtualización, y en general para las redacciones digitales, un día típico debe incluir, entre otros aspectos, la revisión de grupos de mensajería, la construcción colaborativa de archivos con las informaciones a las que debe hacerse seguimiento, la redacción, producción y edición de notas del día y de agenda propia, el intercambio y revisión de recursos gráficos producidos, la programación en redes sociales de las notas publicadas, incluyendo artículos de opinión.

Muy parecido es a lo que ocurría en la redacción, pero sin salir de casa, pero con una demanda de atención para la que nadie estaba preparado y que, en muchos casos, se hizo extenuante al desaparecer la barrera física que distingue el tiempo de trabajo del tiempo de ocio o de la familia.

Y desde el punto de vista de la organización se identificaba otro problema. La falta de control físico, así como la dificultad para la colaboración entre empleados, la pérdida de la jerarquía y la lealtad son algunas de las consecuencias que están implícitas con la modalidad. Y eso para la rutina de un informativo no es un aspecto menor.

En pequeños detalles de la comunicación verbal y no verbal se apoyan muchas de las decisiones que forman la vida cotidiana de un diario. Ana Alfageme, reportera de El País de España, considera que “si eres periodista trabajar desde casa significa renunciar a un contacto imprescindible para armar las historias, especialmente si son de interés humano”

Vacunados pero virtualizados

Mientras avanza el proceso de vacunación en el mundo entero, y más lentamente en Venezuela, regresa a los equipos gerenciales el debate de cómo organizar las rutinas de trabajo. Los problemas que hicieron a las redacciones avanzar en esa dirección, antes de la pandemia, seguirán estando allí para recordar porqué se decidió virtualizar.

Por otra parte, hasta los más ganados al teletrabajo echan de menos los espacios y momentos para compartir y discutir con los compañeros de trabajo. Y la mayoría de los que tienen responsabilidades de coordinación consideran que el contacto cara a cara facilita la comunicación con sus equipos, con lo cual la idea de un esquema mixto que combine virtualidad y presencialidad, adaptado a las realidades de cada redacción, pareciera que será lo que predomine en la era postpandemia.

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