Un año de la cuarentena y fake news

Hace un año muchas cosas cambiaron. Nos adaptamos a una “nueva normalidad”, empezamos a ser más conscientes de nuestros hábitos de limpieza e higiene, nos alejamos –físicamente– de varias personas y pasamos más tiempo frente a la pantalla de los teléfonos y las computadoras.

El viernes 13 de marzo de 2020 se anunciaron en Venezuela los primeros casos confirmados por COVID–19, un brote epidémico que inició en Wuhan, China, en diciembre de 2019 y que se fue extendiendo rápidamente hasta alcanzar el nivel de pandemia. Ese viernes se declaró el  estado de emergencia nacional y el lunes 16 de marzo inició la cuarentena en siete estados del país: Apure, Caracas, Cojedes, Miranda, Táchira, Vargas y Zulia.

El lunes 16 de marzo el presidente Nicolás Maduro ordenó una cuarentena total debido al aumento de casos (33) durante el fin de semana. “Quiero anunciar que a partir de mañana martes 17 de marzo a las cinco de la mañana Venezuela entera entra en una cuarentena social. Todo el país, los 23 estados y el Distrito Capital, todos a cuarentena social, a la cuarentena colectiva”, dijo en su discurso.

Desde ese momento Venezuela se ha tenido que enfrentar a una cuarentena y dos pandemias: la de COVID–19 y la de infodemia.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define a la infodemia como “una sobreabundancia de información –alguna exacta y otra no– que hace difícil que la gente encuentre fuentes dignas de crédito y fiables”. Abundan los bulos y la desinformación en las redes.

Las limitaciones

La subcoordinadora del Observatorio Venezolano de Fake News (OVFN), Ysabel Viloria, explica que la infodemia se ha generado en un contexto de limitaciones graves al acceso a la información y libertad de expresión. “En un año de cuarentena el cambio que ha tenido el proceso de la desinformación ha girado a la misma velocidad y en la misma dirección que la información sobre la pandemia.  La agenda informativa marca la pauta de las distintas campañas de desinformación. Cuando la pandemia no se había asomado en Venezuela ya había rastros de información falsa sobre el virus.”, comenta.

Es cierto, los bulos han estado presentes en los chats de WhatsApp y en las redes sociales desde antes de que se confirmaran casos en el país. Según el OVFN, la primera unidad de información falseada sobre la pandemia de COVID-19 comenzó a circular en enero de 2020 y fueron aumentando progresivamente con mayor intensidad que la curva de contagios.

En febrero de 2020 se detectaron 14 informaciones falsas, en marzo –el mes en el que Nicolás Maduro anunció las medidas de aislamiento– se registraron 71 y en abril fueron 75. Como dice María Fernanda Rodríguez, analista del OVFN, “cuando no hay suficiente información verídica ni verificada, hay un terrero más fértil para la proliferación de noticias falsas”.

Por un lado nos encontramos ante limitaciones informativas: no todos tienen acceso a internet, no pueden costear los equipos tecnológicos, en muchos estados hay problemas con la corriente eléctrica y no hay buena señal móvil. “Eso hace más complejo el proceso de verificación, contraste y acceso a la información”, afirma Ysabel Viloria. Por otro lado está presente el componente político que ha generado desconfianza en la población porque “la gente no cree en sus entes gubernamentales”, dice María Fernanda Rodríguez.

En un trabajo realizado por Ana Carolina Arias y Verónica Bastardo, en diciembre de 2020 para el OVFN, se afirma que no ha habido transparencia a la hora de dar detalles epidemiológicos durante la pandemia. Las declaraciones de Nicolás Maduro y las inconsistencias de los datos por parte de las fuentes oficiales  también han contribuido al aumento de fake news.

Las inconsistencias y la confusión

El 27 de febrero de 2020, en un anuncio nacional, Nicolás Maduro se refirió al virus de COVID-19 como un “arma de guerra” que fue creada contra China y el resto del mundo. El 24 de enero de 2021 presentó un medicamento llamado Cartavivir que describió en oportunidades anteriores como “goticas milagrosas del doctor José Gregorio Hernández”.

Declaraciones que coinciden con las categorías analizadas por el OVFN: desde el 23 de enero hasta la primera quincena de junio de 2020 se verificaron o desmintieron 192 bulos y los tres temas principales giraban en torno a curas milagrosas, temor al contagio y teorías conspirativas.

El virus no se cura haciendo gárgaras con sal. El uso del tapabocas no produce hipoxia. Las redes de telefonía móvil no propagan el virus y la tecnología G5 no daña el sistema inmune. La vacuna contra la tuberculosis BCG (Bacilus Carlmette-Guérin) no sirve para combatir la COVID–19. El té de Neem, el VickVaporub, el eucalipto, la pimienta negra, el Cartavivir y la albahaca no son curas milagrosas. La COVID–19 no es un plan de exterminio de la población mundial. 

Noticias que se han tenido que verificar y desmentir a lo largo de un año junto con supuestos toques de queda, vacunas que salieron antes de tiempo y nuevas cepas.

“Ha sido muy evidente el interés por mantener la opacidad informativa, por mantener un control en la difusión de información y un bloqueo en el acceso libre de los contenidos. La carrera contra la desinformación se hace desigual”, comenta Viloria. Para ella la infodemia lesiona el ejercicio democrático de los miembros de una sociedad: “una sociedad desinformada es manipulable, desarrolla criterios manipulados”.

Ante la reducción de medios tradicionales y las plataformas siendo víctimas permanentes de ataques y bloqueos se hace más difícil el contraste de información.

Una nueva etapa en la cuarentena

El primero de junio de 2020 Nicolás Maduro anunció la flexibilización de la cuarentena bajo un esquema que llamó el “modelo venezolano”, consistía en alternar cinco días de trabajo seguidos de 10 días de cuarentena radical. Esa misma semana lo cambiaron por el esquema “7+7”: siete días de trabajo seguidos de siete días de cuarentena.

Según Prodavinci, días antes de la flexibilización el número de casos confirmados era cinco veces mayor que los registrados un mes antes y crecieron 286,22% luego de la flexibilización hasta el 20 de junio de 2020. El esquema de flexibilización se suspendió en doce estados del país y luego se reactivó estableciendo distintos niveles de flexibilización. Se permitió la actividad de diez sectores económicos con restricciones horarias para cada uno de ellos.

En julio la curva de contagios comenzó a aumentar al igual que los contenidos falseados registrados por el OVFN. El 11 agosto, cuando Nicolás Mauro anunció por primera vez más de mil casos positivos de COVID–19, se registró la mayor cantidad de bulos difundidos en 24 horas, un total de 16.

Como escribió María Fernanda Rodríguez en un artículo para el OVFN: “los objetivos de los contenidos falseados sobre coronavirus persiguen principalmente desinformar, distraer, minimizar o maximizar asuntos relativos a la enfermedad y sus formas de contagio”.

El doctor Santiago Bacci asegura que al igual que la COVID-19, las fake news también pueden generar problemas de salud e incluso la muerte de muchos pacientes con el virus. La forma de hacer contrapeso es con una combinación entre el conocimiento especializado, la capacidad de verificación de los periodistas y el alcance de los medios.

Las iniciativas como el Observatorio Venezolano de Fake News también ayudan a combatir el fenómeno de la infodemia.

La verificación ante todo

“No solo ha sido un año negativo, también nos ha permitido fortalecernos a los que queremos hacerle frente a la desinformación y a quienes queremos formar para vencer. No solo es verificar y desmentir, se trata también de contribuir a la formación de la sociedad para que adquieran las herramientas necesarias y puedan emprender sus propios procesos de verificación”, expresa Ysabel Viloria, subcoordinadora del OVFN.

Durante este año de cuarentena varios proyectos de verificación  han podido trabajar más y mejor aprovechando la tecnología, contrastando fuentes y volviendo a las bases de la profesión, a la esencia del ejercicio periodístico, como comenta Ysabel. Para ella ha sido un crecimiento importante, con este proyecto también se busca educar a los grupos sociales más vulnerables.

“Nos preocupamos por generar recursos didácticos que sean consumibles tanto para adolescentes como para adultos mayores, tenemos distintos materiales teóricos y creamos un módulo de consulta ciudadana en nuestra web”, dice Viloria. Es un espacio para que cualquier persona que acceda al portal del OVFN pueda verificar la información que tiene así como ver el registro de todos los bulos que se han desmentido a lo largo del tiempo.

María Fernanda Rodríguez, analista del OVFN, comenta que la pandemia agudizó la crisis en el país pero le ha permitido a varias iniciativas seguir adelante con este objetivo. “Esta labor es necesaria en cualquier contexto pero sobre todo donde hay ausencia de información y no hay confianza en los gobernantes. Es indispensable”.

Seguir adelante

El 3 de marzo de 2021 Nicolás Maduro anunció la detección de la variante brasileña del COVID-19 en el país, “es una variante más contagiosa, transmite más carga viral lo que quiere decir que es más grave”, dijo.

Los casos siguen aumentado y nuevamente se incrementan las noticias falsas pero podemos ayudar a disminuirlas.

Se combate la infodemia ayudando a difundir verificaciones en los chats de la familia y en las redes, hablando con aquellos que son más propensos a creer en noticias falsas y verificando fuentes. Los periodistas deben consultar a fuentes expertas que puedan dar certezas en su área de conocimiento y dando a conocer los testimonios de quienes han padecido el virus, son algunos de los consejos de María Fernanda.

Recomendaciones que hay aplicar diariamente, hacerlas parte de nuestra rutina. Debemos ser conscientes de lo que leemos y compartimos.

María Fernanda siente que esta dinámica, este proyecto, tiene efectividad en su cercano, “me gustaría decir que tiene alcance en toda la población pero en un país con problemas de conexión es difícil saberlo. Solo no hay que dejar de hacerlo, hay que seguir verificando”.

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