El periodismo de investigación y, particularmente, el periodismo de datos dependen ineludiblemente de la consistencia y rigurosidad de la información y cifras que utilizan como fundamento de las historias que produce y comparte con su comunidad de usuarios.
Al efecto, en el Manual de Periodismo de Datos 1.0 editado por el Diario La Nación de Argentina, indica que producir historias “objetivas” supone del periodista que “si usted cree en los datos, trate de dejar que hablen antes de imponerles su propio estado de ánimo, creencias o expectativas”, como condición básica para agregarle valor a los contenidos que se elige difundir.
En todo caso, una forma de enfrentar con rigurosidad los datos y fuentes de sustento de los trabajos periodísticos es la formulación de preguntas elementales a contestar en el curso de la gestión de esta información, para verificar su validez y pertinencia.
¿Realmente se corresponde y concuerda un número con la realidad referida? ¿Cuál es su fuente u origen? ¿De dónde salió? ¿Está seguro de que cuenta lo que usted cree que cuenta? ¿Cuáles son datos primarios y cuáles fueron generados e interpretados por otra fuente? ¿Están todos los datos debidamente documentados? Son, entre otros, cuestionamientos que ayudan a indagar en el contexto de dichos datos.
De acuerdo con Noguera (2017) “el periodista que evade las cifras, se pierde de hacer un buen periodismo, de alto valor para las audiencias”, por lo que profundiza en una serie de consejos para el tratamiento adecuado de los datos obtenidos en su artículo Uso de número en el periodismo.
Crucianelli (2013) explica en su texto Periodismo de datos: cómo hacer historias con números que añadir datos puede darle a un artículo una dimensión nueva y concreta de los hechos, habilita al periodista para contar historias complicadas con más facilidad o claridad que las que dependen solo de las palabras.
Como lo aseguran Gayo, Moreno y Ortega (2018): “el periodista es la pieza fundamental que permite convertir los datos en historias, es decir, interpretarlos para que tengan un sentido para la ciudadanía”. Asimismo, valoran esta labor de intermediación al afirmar que “es, además, clave en un contexto de sobreinformación que, al final, puede provocar la desinformación. El acceso a infinidad de datos sin contexto no implica necesariamente una sociedad más y mejor informada, sino seguramente todo lo contrario”.
Aunque habla de algunas desviaciones o “perversiones”, Díaz Güell (2003) precisa entre las consecuencias sociales del periodismo de investigación el advenimiento de un conocimiento más claro y profundo de hechos que antes estaban en la oscuridad. También resalta un incremento de escenarios de transparencia en el conocimiento público de la realidad social, causando una suerte de accountability sobre los asuntos que merecen la rendición de cuentas; y con ello, promueve un mayor control ciudadano sobre la actuación de actores públicos y políticos.
Desde el OVFN consideramos que el tratamiento de los números es fundamental para combatir las fake news, por eso proponemos herramientas que permiten hacer comprensibles, comparables y visibles las cifras que acompañan las historias periodísticas.
Referencias
Crucianelli, S. (2013). “Periodismo de datos: cómo hacer historias con números”. SCIDEVNET. Acercar la ciencia al desarrollo mediante noticias y análisis. Ediciones América Latina y el Caribe. [Artículo en línea] Disponible: https://www.scidev.net/america-latina/periodismo/guia-practica/periodismo-de-datos-c-mo-hacer-historias-con-n-meros.html
Gayo, G, Moreno, S y Ortega, L. (2018). “Periodismo de datos en València”. Unió de Periodistas Valencians. España. [Documento en línea] Disponible: http://www.unioperiodistes.org/wp-content/uploads/2018/07/unioperiodistas_periodismo-de-datos_maquetat.pdf