Reinicio de universidades, visión de futuro y desinformación

Este reportaje aborda la situación actual del sistema educativo superior en el contexto de las universidades públicas que se han visto afectadas no solo por la pandemia sino por la crisis de servicios estudiantiles y de profesores, y problemas de infraestructura. 


En el impacto de la COVID-19, la Unesco señaló que en Venezuela hay 2.123.041 de estudiantes universitarios. Según Aula Abierta Venezuela, en el 2019 la deserción estudiantil superó el 50% en las universidades más importantes del país.

La situación de la universidad cada día me genera más incertidumbre. No sólo por mí, también por las generaciones que vienen detrás. Al inicio sentía impotencia. Ver cómo una casa de estudios que es referente en el país se tambalea es realmente lamentable. Quisieras tener todo el dinero del mundo para poder asegurar el futuro estudiantil, pero con el tiempo me di cuenta que quizás la forma más realista de verlo todo era desde afuera, apoyar a la universidad desde el espacio que yo realmente podía hacerlo. Me da tristeza, pero también una capacidad de resiliencia increíble.

Así como Liliana Rivas, estudiante de Comunicación Social en la Universidad de Los Andes (ULA), núcleo Mérida, se sienten muchos estudiantes universitarios en este momento. Es un presente lleno de ansiedad, tristeza, incertidumbre, impotencia, cansancio, estrés, preocupación y un montón de sentimientos más que van apareciendo a medida que pasa el tiempo.

De vez en cuando hay un poco de envidia y resentimiento hacia aquellas generaciones que tuvieron mejores oportunidades en otra época. Pero también hay espacio para la esperanza y el optimismo, aunque no deja de ser agotador intentar cumplir con el objetivo de graduarse durante una pandemia y en instituciones que poco a poco se van cayendo a pedazos.

Postergaciones y condiciones mínimas

Han sido más de 18 meses de educación a distancia. En marzo de 2020 se decretó la cuarentena a nivel nacional debido a la detección de los primeros casos de COVID-19 en el país y, por consiguiente, se suspendieron las clases presenciales en todos los niveles.

El 2020 fue un año en el que todos tuvieron que adaptarse a la modalidad a distancia. Cambiar por completo la rutina, luchar con los problemas de señal y los cortes eléctricos en varios estados, tener el equipo necesario para conectarse a las clases y cuidarse de un virus que sigue acumulando víctimas.

El 12 febrero de 2021 Nicolás Maduro anunció que tenía contemplado reiniciar actividades presenciales en marzo, unos días después se postergó el comienzo de clases para abril. En abril fueron pospuestas para mayo. En mayo se comentó que podrían iniciar en septiembre, pero era necesario tener a la mayor cantidad de gente vacunada para cumplir con las medidas de bioseguridad.

Se tenía previsto aplicar un plan de vacunación durante los meses de junio, julio, agosto y septiembre para vacunar por lo menos al 70 % de la población venezolana. El objetivo no ha sido cumplido. Según Efecto Cocuyo solo el 11,6 % de los venezolanos han sido vacunados hasta el momento.

Maduro dijo el 5 de septiembre que el regreso a clases sería en octubre bajo el esquema 7+7, es decir que se vería clases durante las semanas de flexibilización solamente. Pero durante ese mes también hubo pronunciamientos de parte de las universidades.

La Asociación de Profesores de la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado (APUCLA) rechazó el reinicio de las clases presenciales sin las condiciones mínimas: un salario dolarizado por encima de la cesta básica alimentaria, transporte, cobertura en HCM, protocolo estricto de bioseguridad en el campus.

El Observatorio de Derechos Humanos de la Universidad de Los Andes (ODH-ULA) declaró que la vacunación no era la única condición necesaria para volver a un salón de clases. También se debe tomar en cuenta la infraestructura para el desarrollo de actividades académicas, así como salarios justos, atención médica, servicios básicos, implementos de estudio, seguridad y transporte.

En la Universidad Central de Venezuela (UCV) se realizó una sesión extraordinaria del Consejo Universitario el día 22 de septiembre, en la cual los once decanos aprobaron el regreso a clases de forma semipresencial en todas las facultades y escuelas de la institución. También se exigieron las condiciones mínimas para ello: salarios dignos, dotación de equipos, transporte para la comunidad universitaria y medidas de bioseguridad.

Según Carla Contreras, presidenta del Centro de Estudiantes de la Escuela de Comunicación Social (ECS–UCV), es casi imposible cumplir con los requisitos que exigen los decanos y profesores universitarios. Además, ante tantos cambios de fechas y decisiones de cada facultad, también ha sido difícil que todos puedan estar al tanto de los detalles. 

Se han tenido que ocupar de mantener lo más alejada posible la desinformación y no seguir sufriendo por un futuro incierto.

Panoramas distintos

Carlos Díaz estudia Arquitectura en la UCV y en su facultad no hay suficiente información sobre las clases:

–Sabemos que están haciendo unas remodelaciones, pero no ha habido comunicados sobre si se ha hablado con profesores ni hay información oficial sobre empezar las clases, ya sea presencial, semipresencial o solo online. Entre mis compañeros la mayor inquietud es el tema del transporte y el de salud, pero sí me parece importante que haya clases presenciales por las materias prácticas, se pierde la experiencia y el nivel de aprendizaje en clases online.

Para Liliana Rivas estudiar Comunicación Social y ejercer se ha convertido en una ventaja.

–Es poco probable, pero no imposible, caer en desinformación debido a que estoy en varios grupos donde puedo hacer fact-checking y, de ser necesario, comentarles a mis compañeros si algo es o no verdad o si está manipulado. Quizás en algún momento algo se ha escapado, pero cuando el grupo debe ser activo, lo es. Mi año tiene un grupo de WhatsApp en el que está un profesor que forma parte del departamento de la carrera y también está la secretaria del departamento. Es decir, hay personal de la universidad que siempre nos informa sobre la situación de la universidad y lo referente a clases, también a veces veo los tweets del rector de la universidad o de los representantes estudiantiles del Consejo Universitario.

Jeiber Osorio, estudiante de Arquitectura en la Universidad Rafael Urdaneta de Zulia (URU), siente desánimo porque le gustaría comenzar clases para tener correcciones físicas, pero le preocupa el transporte.

–Yo vivo al oeste de la ciudad, lejos de la institución y aquí hay escasez de gasolina. Nos hemos informado a través de Twitter y la página de la universidad, también con comunicados del ministerio. En la página de la universidad, en los datos del estudiante, pregunta cuál es nuestra modalidad preferida para ver clases: presenciales, semipresenciales y a distancia. Pero no tengo idea de cómo se hará eso, no dieron detalles. La verdad me hace sentir un poco ansioso, siento que si hubiese estado en otra etapa de mis estudios hubiese sido mucho más difícil con las materias teóricas y me imagino que eso mismo le pasa a muchos.

Oscar González está estudiando Ingeniería Electrónica en la Universidad Simón Bolívar (USB), es secretario adjunto de su centro de estudiantes y duda que vuelvan a la modalidad presencial este año.

–Las clases en línea también tienen dificultades, pero volver a la universidad es complicado y costoso. Además de que muchos empezaron a trabajar para sobrevivir mientras duraba la pandemia, tener que volver al campus sería una dificultad. Afortunadamente tenemos muchos canales de información: el correo institucional donde nos llegan comunicados, diferentes cuentas oficiales en Twitter (tanto de la universidad como de la Federación del Centro de Estudiantes y los diferentes centros de cada carrera) y grupos en WhatsApp. A través de todos esos medios se corre la información, creo que son bastante útiles y eficientes.

–Como centro de estudiantes hemos tenido que asumir la labor de informar lo que ocurre institucionalmente, ir a la fuente como Control de Estudios y luego compartir la información. Debería ser el Departamento de Comunicaciones el que se encargue de ello y no los representantes estudiantiles, pero todas las instancias parecen estar desvinculadas, se desentienden una de la otra. Es un futuro desalentador –cuenta Carla Contreras.

La esperanza se mantiene ahí

Muchos estudiantes se sienten estancados porque no han ofertado todas las materias de su carrera. Hay departamentos paralizados como el caso de Periodismo en la ECS-UCV o escuelas como la de Enfermería que no han podido hacer sus prácticas, a diferencia de Medicina que han sido prioridad en el plan de vacunación. Hay deserción de más de la mitad de los estudiantes, lo mismo ocurre con los profesores.

Sienten que todo va muriendo lentamente.

Para Ricardo Millán, estudiante de Historia en la UCV y representante estudiantil ante el Consejo Universitario, es triste vivir como joven en una situación así. Todos viven realidades distintas, pero casi todos se enfrentan al mismo monstruo.

–Somos un grupo de personas que trata de ser luz ante un futuro complicado, la esperanza se mantiene ahí por más pequeño que se vea todo. Los que seguimos aquí, intentando estudiar y graduarnos, queremos ser luz en un país sumido en sombras.

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