El pasado 6 de agosto el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef, por sus siglas en inglés) aseguraba en un artículo que la educación se había interrumpido para toda una generación, refiriéndose a las consecuencias de la pandemia por COVID-19 en la enseñanza escolar en el mundo.
“En el mes de abril, cuando muchos países tuvieron que imponer rigurosas medidas de confinamiento, los niños de más de 194 países se encontraban desescolarizados; es decir, aproximadamente el 91% de los estudiantes de todo el mundo. Esto ha ocasionado una disrupción enorme en las vidas, el aprendizaje y el bienestar de los niños a nivel mundial”, sentenciaba la organización.

En la misma línea, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco, por sus siglas en inglés) considera fundamental que las autoridades educativas “trabajen rápidamente para determinar la mejor manera de garantizar un regreso seguro a la escuela, protegiendo al mismo tiempo la salud y la seguridad de los estudiantes y el personal educativo”.
El regreso a clases en modalidad presencial ya ha ocurrido en otros países, pero la decisión de hacerlo pasa por una serie de consideraciones indispensables que van mucho más allá de una consulta popular.
En primer lugar, ninguno de los países que ha decidido volver a las aulas lo ha hecho cuando la curva de contagios de COVID-19 está en ascenso. Luego, las escuelas y liceos deben garantizar medidas básicas de bioseguridad y, en algunos países, la modalidad presencial se ha combinado con la virtual, evaluando particularidades por comunidades y grupos etarios.
¿Cuáles son las condiciones en Venezuela?
Aunque el gobierno de Nicolás Maduro inició una encuesta nacional sobre la posibilidad de volver a clases presenciales para el período escolar 2020-2021, Nelson González, presidente de la Federación Unitaria del Magisterio de Venezuela (Fetramagisterio), aseguró el pasado 27 de agosto que “los planteles en el país no reúnen condiciones sanitarias mínimas para reiniciar actividades presenciales de manera segura en el mes de septiembre”.
En muchas escuelas del país no hay ni siquiera acceso a agua potable. Así mismo, la escasez de gasolina y gasoil ha disminuido el transporte público en gran parte de la nación y la circulación de vehículos particulares, medios de transporte indispensables para el traslado de muchos docentes y alumnos. Luego, la precariedad salarial de los maestros en Venezuela se suma como factor de peso en el rechazo de los mismos al regreso a clases.
Por su parte, en Venezuela la educación a distancia también requiere de condiciones mínimas para que sea exitosa y llegue a todos los escolares. Según el Observatorio Venezolano de Servicios Públicos (OVSP), 63% de 6.193 venezolanos consultados en el último cuatrimestre de 2019 no tiene acceso a internet en sus hogares, 40% tiene fallas de electricidad diariamente, 39,2% no tiene teléfonos inteligentes y 58,7% aseguró que la conexión a internet desde sus dispositivos móviles es deficiente.
En cuanto al programa educativo “Una casa, una escuela” desarrollado por el gobierno nacional ante la llegada de la COVID-19 al país y que hizo uso de medios de comunicación como radio, televisión e internet para la transmisión de contenidos escolares, investigaciones periodísticas demostraron que careció de planificación y calidad.
Recomendaciones para salvar la educación en Venezuela
La Asociación Nacional de Instituciones Educativas Privadas (Andiep) planteó una serie de propuestas a representantes de zonas educativas del país, que van desde crear escuelas para padres que permitan hacer acompañamiento en el proceso de enseñanza-aprendizaje mientras continúe la educación a distancia; mantener los mismos docentes con los mismos estudiantes para garantizar que ya se conozcan, sobre todo en preescolar y primaria; crear Comités de Protección y Riesgo en cada plantel educativo y evaluar la activación de clases presenciales para asistir a laboratorios y materias prácticas.
La ONU advirtió que se necesitan con urgencia recursos para reanudar la educación escolar y media y para reconstruirla mejor, “lo cual incluye invertir en la provisión de enseñanza virtual y personalizada, contratar más docentes cualificados, implementar transferencias condicionales de efectivo para las familias pobres y crear escuelas más seguras, entre otros desembolsos”.
Referencias
-EFE. (2020). Unesco: solo la mitad de los alumnos volverá a las aulas de clase. El Pitazo. 1° de septiembre. [Documento en línea]. Disponible en: https://elpitazo.net/internacional/unesco-solo-la-mitad-de-los-alumnos-volvera-a-las-aulas-de-clase/
-Fermín, M. (2020). Ministerio de Educación extiende consulta sobre modalidad del regreso a clases. Efecto Cocuyo. 31 de agosto. [Documento en línea]. Disponible en: https://efectococuyo.com/la-humanidad/ministerio-educacion-extiende-consulta-modalidad-regreso-clases/
-Ki-Moon, B., y otros (2020). Hay que salvar a la generación COVID. Prodavinci. 18 de agosto. [Documento en línea]. Disponible en: https://prodavinci.com/hay-que-salvar-a-la-generacion-covid/
-Salazar, P. (2020). Cada Familia una Escuela, un programa de contingencia sin planificación. El Pitazo. 30 de marzo. [Documento en línea]. Disponible en: https://elpitazo.net/reportajes/cada-familia-una-escuela-un-programa-de-contingencia-sin-planificacion/