La señora que estaba en la cola para pagar en un nuevo supermercado caraqueño, el sábado 25 de septiembre le pregunto a la cajera:
- “Mija, ¿el sábado que viene estos 200 millones de hoy serán 2 o 200?
- “Ni idea, señora, según y que el miércoles nos van a dar un taller aquí”.
Le respondió la jovencita, que sostenía un fajo de dólares y trataba de marcar el monto de un cebollín, al que no le funcionaba la etiqueta con el código de barras.
El lunes, a cuatro días de la reconversión, un profesor universitario envió una cadena de mensajería instantánea que decía: ¡“confirmado! por el BCV Zulia, Táchira, Apure y Amazonas usarán el peso de la hermana República de Colombia como moneda de curso legal. El resto del país utilizará el dólar. El Petro y el Bitcoin también podrán utilizarse para facturar ante el Seniat.”
A ese mensaje solo le faltó el ruego de compartir con antes de las doce de la noche, cosa que no hizo falta porque hasta el momento de la redacción de este trabajo, el mensaje sigue llegando por grupos y listas de reproducción.
Desinformación común
De esta última decisión estatal sobre la política monetaria solo hay algo claro. Desde el principio, incluso antes del aviso oficial ya la desinformación marcó la agenda.
A diferencia del año 2008, esta vez no se empapeló el metro, como en aquella ocasión. Tampoco hubo cuñas de radio y televisión con mensajes insistentes del cambio de nombre y de la aspiración de fortaleza respiraba el bolívar. No hubo ejemplos mediáticos con panderas o carniceros. ¿por qué?, quizás la respuesta la haya dado el profesor Luis Pedro España durante la presentación de los resultados de la Encuesta de Condiciones de Vida (Encovi), el pasado miércoles 29 de septiembre. “Venezuela es un país pobre”. Quizás, por ser pobres no hubo dinero para explicar el cambio de moneda.
Del fuerte al Soberano
Con menos insistencia que en 2008, en 2018 si hubo una rueda de prensa con transmisión televisiva por los canales del Estado. En aquella ocasión fue el propio presidente Nicolás Maduro el que explicó paso a paso la ruta de la reconversión y mostró los nuevos billetes y las marcas de seguridad que tendrían para no ser falsificados.
En ese momento, dijo Maduro que era una guerra que el presidente de Colombia Juan Manuel Santos tenía contra la moneda. En la guerra lo ayudaba Julio Borges. En marzo de 2018, Maduro también ordenó digitalizar el pago de las pensiones. Los adultos mayores solo cobraban en efectivo.
La agenda económica, desde finales de 2016 y principios del 2017 la marcó la hiperinflación y con ella la nueva narrativa del saboteo a la economía. En el imaginario colectivo se trató de dibujar la tesis de la hiperinflación como la nueva arma para atacar el bolsillo de los venezolanos.
¿Y si reconvierten los salarios?
A dos días de la tercera reconversión monetaria de este siglo, la preocupación de la ciudadanía, como en 2017 es el poder adquisitivo y la dolarización que se expande a todos los sectores de la economía.
“¿Y si reconvierten los salarios?”, preguntó la señora que estaba comprando siete aguacates por 1 dólar en uno de los camiones que recorre las urbanizaciones de la capital. “Todos ganando y que en bonos y eso no sirve para las prestaciones sociales, mientras no dolaricen la economía esto es pan pa hoy y hambre pa mañana”. Sentenció la señora Ana Colmenares después de pagar casi cinco millones de bolívares por tarjeta de débito.
“Y no es nada, que a partir del lunes el dólar se va a disparar”, replicó el vendedor de los aguacates. “Aprovechen y compren”, que pa´ luego es tarde, y soltó una carcajada característica de la jocosidad criolla.
Acelerón dolarizado
En esta nueva experiencia de reconversión monetaria y ante la ausencia de certezas oficiales, muchos comercios decidieron terminaron de dolarizar sus servicios “para no perder”, dijo, por ejemplo, un señor que reparte el agua en un camión de Maracaibo. Y otro señor que alquila lavadoras dijo que a partir de la semana que viene solo recibirá “dolitas” en efectivo.
A diferencia de años anteriores, la reconversión o re-expresión monetaria está marcada por la “libertad” de la que gozan los comercios para marcar precios en cualquier moneda y la incertidumbre de no saber si el Bolívar Digital tendrá algo diferente al Fuerte o al Soberano de los años 2008 o 2018. Será algo más o esta re-expresión será más de lo mismo, pero con 6 ceros menos en los precios. Que sumando los 3 y los 5 ceros eliminados en las oportunidades anteriores totalizan 14 ceros menos en una moneda que alguna vez fue medio de pago y de ahorro.
Un respiro para las calculadoras
Con los ceros que se le quita a la moneda, solo las calculadoras sentirán un cambio positivo en el corto plazo. A cierre de esta nota los precios siguen subiendo, el dólar superó la barrera de los cinco millones de bolívares y los salarios siguen igual.
La encuesta del Encovi reveló que el 95% de los venezolanos son pobres, que la población vive con menos de 2 dólares por día, que no están aseguradas las comidas ni un trabajo formal que garantice ingresos para cubrir necesidades básicas. Declaró Luis Pedro España en nombre de la Universidad Católica Andrés Bello.
La reexpresión numérica de la moneda no tendrá incidencia inmediata en la cotidianidad de la gente, a menos de que haya un anuncio distinto de parte de las autoridades que modifique la política monetaria e incida en la productividad y los salarios.