La última noticia que corrió como pólvora fue la del asesinato de alias Jesús Santrich, líder de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, Ejército del Pueblo (FARC-EP). Una noticia bomba para las salas de redacción. Así como cuando dieron de baja a alias Raúl Reyes o a otros líderes de las antiguas FARC, pero con una diferencia importante: no hubo confirmación de los Estados involucrados en este nuevo conflicto armado.
Desde Venezuela ningún funcionario militar o civil ha confirmado o desmentido el hecho. Desde Colombia, el ministro de la defensa, Diego Molano, apenas pudo publicar en Twitter que: según “información de inteligencia… habría muerto alias Santrich y otros delincuentes…” La desinformación volvió a triunfar en la guerra de la que no solo hacen parte los soldados y los pueblos de la frontera que miran de reojo el zumbido de las balas y los cañones.
Sin embargo, en un nuevo intento por legitimar la lucha armada, los otros líderes de las FARC-EP -también llamada como la Segunda Marquetalia- informaron sobre la muerte de su compañero Santrich. Lo hicieron a través de su página web (www.farc-ep.net) en una publicación titulada: Comandante Jesús Santrich, la lucha sigue.
¿Qué es lo que pasa en la frontera?
No es una pregunta de relleno, a estas alturas del juego es difícil decirlo o precisarlo, lo único certero es que, desde hace dos meses, las balas suenan, los heridos van y vienen. Una mamá pidió por la liberación de su hijo secuestrado por los grupos armados. También es cierto que el acceso a la información es restringido en la zona del conflicto y que pueden estar con libertad y seguridad solo los medios de comunicación vinculados al gobierno venezolano.
Pero, ¿qué es lo que está pasando?
El pasado 21 de marzo, vecinos y organizaciones sociales del municipio Páez, en el Alto Apure, Venezuela denunciaron enfrentamientos entre efectivos de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana y grupos irregulares. Los hechos ocurrieron, según los testimonios, en La Victoria, frontera con el departamento de Arauca, en Colombia.
De estos primeros combates, las autoridades venezolanas informaron “la muerte de un (1) irregular, varios militares heridos y 32 civiles detenidos más la destrucción de un número indeterminado de campamentos guerrilleros”. Desde el inicio la imprecisión marcó la narrativa oficial.
¿Qué es un irregular, qué son grupos irregulares?
La definición más cercana, según la Real Academia Española, es que es aquel o aquello que “está fuera de regla”, aunque en jerga militar se trata de alguna persona o grupo al margen de la ley, lo que hace presumir que los enfrentamientos no son entre los ejércitos de dos países, sino contra alguna fuerza insurgente. Pero no se ha precisado cuál.
No se ha informado de qué grupos armados se trataba, tampoco se publicó la lista de los heridos o fallecidos en combate. Aunque para el 28 de abril de 2021, las autoridades venezolanas ya contabilizaban al menos 16 bajas durante los enfrentamientos, según los reportes de los altos mandos militares. Al día de hoy, no hay certeza de cuántos soldados venezolanos murieron en los diferentes choques con esos “grupos irregulares”.
La víctima constante
En horas de la noche del pasado 14 de mayo, el llanto de una madre pidiendo que le devolvieran a su hijo llegó a las redes sociales. Era la señora Yolennys Barrios y hablaba del teniente de fragata Luis Jesús Coba Barrios, quién días atrás apareció en una lista emitida por las FARC-EP en la que anunciaban que tenían en su poder a ocho (8) militares venezolanos.
Cuatro días antes, el diez de mayo, la Cruz Roja Internacional informó que el “Estado Mayor Décimo Frente Martín Villa” de las disidencias de las FARC-EP había solicitado su mediación para trabajar en la libertad de los militares venezolanos.
En una cara de esta otra moneda del conflicto armado están las madres y los familiares que no tienen información de sus hijos enviados a la guerra, en la otra, la ausencia de verdad, otra víctima constante.
El sábado 15 de mayo, cinco días después del comunicado de la Cruz Roja y horas después del video de la señora Yolennys, el Ministro de la Defensa Vladimir Padrino López confirmó que sí, que ellos recibieron el 9 de mayo una fe de vida de los ocho militares venezolanos en poder del grupo guerrillero.
¿Qué pasó con los campesinos?
En la zona del conflicto hay caseríos, ríos, cruces en canoa, vacas lecheras y producción de queso. Es una zona campesina que históricamente ha vivido con un crucifijo en la mano y el rosario en la boca, por la presencia intimidante de grupos como el Ejército de Liberación Nacional (ELN), las FARC-EP, los Paramilitares y otros grupos de la delincuencia organizada.
Como ocurrió hace dos meses, siempre han sido testigos de la crueldad con la que actúan los “irregulares”. También terminan siendo el lado más flaco por donde revienta la cuerda.
Cuatro días después de los primeros disparos, el 25 de marzo se conoció la muerte de cinco (5) personas en el caserío El Ripial, a unos pocos kilómetros de La Victoria. Según una minuta militar, eran efectivos de “grupos irregulares”, sin embargo, la comunidad denunció que no, que eran campesinos y que los habían ejecutado un grupo de funcionarios de la Policía Nacional Bolivariana (FAES), que llevaron a la zona para apoyar a los militares.
Esta acción, más los combates incesantes originó el desplazamiento de más de cuatro mil personas hasta la población de Arauquita, territorio colombiano, según información de Migración Colombia.
Vecinos de las comunidades de El Ripial y La Capilla también acusaron a los policías venezolanos de saquear sus viviendas.
Víctimas de la narrativa
En las declaraciones del ministro de la Defensa de Venezuela es reiterada la posición de víctima. Venezuela víctima del conflicto armado colombiano. La culpa la tiene el gobierno colombiano. Las fuerzas militares de Colombia no actúan, son permisivas con los grupos guerrilleros, paramilitares y del narcotráfico.
Sin embargo, la presencia de estos grupos en territorio venezolano es de larga data. En 1995, el ELN masacró a un grupo de militares venezolanos en Cararabo, estado Apure, cerca del departamento del Vichada, pero en territorio venezolano. El exgobernador del estado Amazonas, Liborio Guarulla denunció ante la Asamblea Nacional en marzo de 2016 que grupos guerrilleros estaban instalados en el parque Nacional Yapacana, en el Alto Orinoco practicando minería ilegal y desplazando a los pueblos indígenas de sus territorios.
¿Quién dice la verdad?
Se cumplió una semana desde que la Revista Semana de Colombia publicó la muerte de alias Jesús Santrich y todavía nadie lo confirma, salvo sus compañeros de las FARC-EP, que además acusan al ejército colombiano de haberlo asesinado en la Sierra de Perijá, en el estado Zulia, Venezuela. ¿Dirá algo el Estado Venezolano sobre esta supuesta violación al territorio nacional de parte de los militares de Colombia?, ¿se sabrá contra quién es que combate las Fuerza Armada Nacional Bolivariana en Apure?, en fin, ¿estará muerto Santrich o será una jugada maestra para evadir su extradición a Estados Unidos y no afrontar las acusaciones por narcotráfico?
Nuevamente hay más preguntas que respuestas, otra vez se impune la narrativa de la imprecisión y la incertidumbre.