En la Era de la Información las disputas por el poder se juegan en la mente de los ciudadanos. Una batalla desigual en la que los ciudadanos tienen pocas herramientas para defenderse. Se trata de una pelea en la que los actores intentan imponer sus puntos de vista y sus valores.
Para ello se valen de cuatro conocimientos claves: las personas valoran más a los liderazgos de opinión próximos en los que confían, las emociones juegan un papel muy importante en las tomas de decisiones, la gente recuerda más las historias que los datos y los valores intrínsecos (los marcos le llaman los expertos) se pueden activar para favorecer unas posiciones frente a otras.
Las campañas de desinformación buscan darles legitimidad a acciones políticas, imponer lógicas empresariales o impulsar transformaciones sociales. Las facilidades que permite la tecnología en la era de la información para la organización en redes potencian los efectos de estas campañas.
Las redes sociales están hechas para activar el deseo de participar. Es por esa razón que quienes promueven campañas lo hacen de manera recurrente para estar en la conversación, para desviarla, para buscar la reacción rápida y emocional funcional a sus intereses. Esto lo vemos en Venezuela con frecuencia cuando se crean debates artificiales por redes como twitter en los que influenciadores, cuentas automáticas o semiautomáticas promueven temas para la agenda de una parte importante de la opinión pública. Promueven unos temas, y ocultan otros.
La sobre simplificación del debate público para adaptarse a estos formatos de comunicación política, la atomización y la creación de burbujas informativas en las que el ciudadano sólo se expone a puntos de vista parecidos al suyo favorecen la polarización política, las posiciones de trinchera en detrimento de la necesaria pluralidad y tolerancia a los puntos de vistas de otros más natural en una democracia.
Referencias
Castells, Manuel (2009). Comunicación y poder . Alianza editorial.
Lakoff , George (2007). No pienses en un elefante. Editorial Complutense.
A partir de los valores de demócratas y republicanos en Estados Unidos se explica cómo funcionan los marcos y los procesos de enmarcado, cuáles valores corresponden a cada marco y como cambiarlos cuando es posible.