El pasado 1 y 2 de octubre se realizó la primera Cumbre Global sobre la Desinformación. Con más de 500 participantes y 20 panelistas de distintas partes del mundo. Organizado por el Proyecto Desconfío, la Fundación Periodismo de Bolivia y la Sociedad Interamericana de Prensa.
El evento de dos días estuvo dividido en cuatro áreas temáticas: Desinformación y democracia; Educar sobre desinformación; La inteligencia artificial y el periodismo; ¿Y el fact cheking alcanza?
Con respecto a sí el fact checking alcanza, Laura Zommer fundadora de Chequeado, lo tiene claro: “La gente no cambia de opinión, pero si de comportamiento”, cuando se ven confrontadas por el fack cheking comparten menos.

Cristina Tardaguila de la Coronavirus Fact Alliance impulsada por el Poynter Institute resalta por su lado el tema de la velocidad de respuesta rápida en los desmentidos.
Laura García, una periodista mexicana que trabajó para First Draft cuenta lo impactante que fue para ella, cuando empezó a trabajar en la organización de Fact Checking, el reto de la desinformación. No se enfrentaba con más información como podría pensar un periodista, sino que “La información que compartimos tiene más que ver con la emoción y nuestra identidad que con hechos noticiosos”.
First Draft , explica García, identifica siete tipos de desinformación que va desde la śatira o parodia, la conexión falsa, el contenido engañoso, el contexto falso, el contenido impostor, el contenido manipulado y el contenido fabricado. Siendo el primero de la lista el de más bajo peligro y el último el más problemático en la desinformación.

Por su parte, Pablo J. Bockzwosi de la Northwestern University matiza mucho el impacto de la desinformación y del interés en la información noticiosa de la mayoría de los ciudadanos. A su juicio “la gente no se mete en redes para informarse sino para expresarse”. Para el profesor universitario existe más bien un problema de abundancia de información. Y afirma que la relación con la información es “derivada y secundaria”. También afirma que su investigación sugiere que la mayoría considera a la información como sesgada y se relaciona de manera crítica. Si, hay muchas noticias falsas, sostiene, pero “quizás es un efecto muy diluido respecto a la totalidad de la información”. La preocupación por la desinformación está muy relacionada con los periodistas y expertos muy interesados en esos temas.
El uso político de la pandemia en Brasil y Argentina fue estudiado por la investigadora del Conicet argentino Natalia Aruguete. Según la también profesora de la Universidad de Quilmes su investigación identificó como los mensajes negativos aumentaban la percepción del riesgo, la desmovilización, la activación emocional y el cambio de encuadre sobre los candidatos.
El brasileño Rosental Calmón Alves del Centro Knight de la Universidad de Texas, quien cerró el evento de la Primera Cumbre Global de la Desinformación. Recordó el tránsito del periodismo en los últimos 20 años. “El periodismo tenía la hegemonía de los canales”, recuerda. Y apunta : “ pasamos de la hegemonía de los medios de masa, a la era de la masa de medios dónde cualquier persona, cualquier partido político o un equipo de fútbol es potencialmente un medio”. También explica que con esta masificación de medios “hay mucho que parece periodismo que no lo es”. La ruta a seguir según explica es “educar, alfabetizar en medios en escuelas y universidades. Y, añade, “debe haber un compromiso de los medios en la alfabetización periodística”. Nosotros, apunta también, “somos campeones en exigir transparencia en los otros, pero debemos serlo también nosotros mismos”
Referencias
(100) Cumbre Desinformación—YouTube. (s. f.). Recuperado 5 de octubre de 2021, de https://www.youtube.com/channel/UCOq5aG0ShWseqglG-rddEXA
Cumbre Global sobre Desinformación | 1 y 2 de OCTUBRE 2021. (s. f.). Recuperado 5 de octubre de 2021, de https://cumbredesinformacion.com/Home. (s. f.). First Draft. Recuperado 5 de octubre de 2021, de https://firstdraftnews.org:443/