Flexibilización de las cuarentenas y fake news

La información oficial debe ser confiable. Sólo con la unión medios de comunicación social y las nuevas redes sociales podremos superar esta pandemia.

Los funcionarios de salud pública piden a las personas que tengan una enfermedad infecciosa, o que pudieran haber estado expuestas a una enfermedad infecciosa, que se queden en su casa y eviten el contacto con los demás. Según experiencias previas a esta pandemia, y con otras enfermedades infecciosas, la mayoría de las personas están dispuestas a seguir las recomendaciones y a aislarse o ponerse en cuarentena.

Los centros incluidos en los planes de salud local deberían ser usados principalmente por personas dispuestas a aislarse o ponerse en cuarentena de manera voluntaria, ya que no cuentan con un lugar seguro disponible para hacerlo. El ingreso forzado a estos centros alimenta todo tipo de noticias que no siempre se ajustan a la realidad, provocando el efecto contrario al buscado, como es hacer que los ciudadanos presten la máxima colaboración.

Al inicio de la cuarentena, el Observatorio Venezolano de Fake News empezó a detectar y desmentir bulos que dan cuenta de problemáticas relacionadas con el orden público: cierre de vías o zonas, acción delictiva vinculada con la cuarentena, irrespeto de las medidas de aislamiento, etc.

Desafortunadamente, los consejos engañosos e historias completamente falsas, relacionadas con el origen del virus, cómo tratarlo o muchos otros problemas relacionados e, inclusive, los detalles de la cuarentena, comenzaron a extenderse como la pólvora por las redes sociales y las aplicaciones de mensajería. Es vital asumir que no todo lo que se le envíe a través de una aplicación de mensajería o un sitio de redes sociales es cierto, simplemente porque un amigo lo ha compartido.

Además de combatir la epidemia de COVID-19, también es motivo de preocupación combatir la “infodemia”, que se refiere a la rápida propagación de información errónea relacionada con la enfermedad en las redes sociales, porque las noticias falsas se propagan más rápido y más fácilmente que el mismo virus. Esto genera ansiedad y aumenta la incertidumbre y comportamientos innecesarios de la ciudadanía, y dificultando la colaboración y unidad en el combate de la epidemia.

En algunos países las noticias sobre imposiciones falsas de la cuarentena han tenido que ser desmentidas por las autoridades, como el caso de la India y Vietnam. En Panamá, tuvo que ser refutada una presunta flexibilización de la cuarentena, difundida por redes sociales.

Según la Fondazione Bruno Kessler (FBK) —que tiene una unidad de investigación llamada CoMuNe Lab, a cargo de un observatorio de infodemia de COVID-19 en todo el mundo, auspiciado por la OMS— nuestro país posee el riesgo de infodemia más alto de la región y, junto con Perú, tenemos el más alto porcentaje de noticias no confiables, además de una enorme interacción de bots o programas de respuesta automático que inundan las redes sociales.

Las consignas de los negadores de la pandemia atentan gravemente contra la salud de la población, ya que no creen en las propuestas de salud pública como el confinamiento, tapabocas, o distancia social y fácilmente ganan adeptos que están seriamente afectados por la crisis económica.

En nuestro país hay que mencionar los problemas de las bases de datos y cifras oficiales. Las previsiones y decisiones de cuándo aplicar y relajar los periodos de cuarentena se deben tomar en base a la información oficial de la situación de la aplicación de las pruebas diagnósticas para el coronavirus.

Las estadísticas sobre la realización de la prueba considerada el estándar de oro, la PCR o reacción en cadena de la polimerasa, han estado muy por debajo de la registrada en el resto de los países de Latinoamérica. Por el contrario, la mayoría de las pruebas aplicadas han sido pruebas rápidas de anticuerpos, las cuales no son aceptadas en el mundo académico como las adecuadas para el diagnóstico en la fase aguda de la enfermedad, con la consiguiente desinformación de la verdadera situación de la pandemia, que nos sirva para tomar las mejores políticas de control de la situación.

Además de que la información oficial debe ser confiable, los profesionales de la salud y los trabajadores de la salud deben transferir regularmente los conocimientos necesarios sobre la prevención y el control de enfermedades a las personas en la red social. Sólo con la unión de todos estos y los diferentes medios de comunicación social, tradicionales y las nuevas redes sociales podremos superar esta pandemia.

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