- Los movimientos identificados con la extrema derecha en Estados Unidos aprovecharon el alcance masivo de las redes sociales para dar a conocer sus ideas. La mayoría surgieron luego de que el aspirante por el Partido Republicado, Donald Trump, ganara la presidencia en 2016
- En las elecciones presidenciales de 2020, los grupos nacionalistas apoyaron la reelección de Trump y, además, se hicieron eco de la denuncia sin evidencia que el mandatario elevó sobre un posible fraude en los comicios
Contra todo pronóstico, el 20 de enero de 2021, el candidato por el Partido Demócrata, Joe Biden, tomó posesión del cargo como presidente de los Estados Unidos.
La investidura del mandatario ocurrió después de un hecho que describe uno de los capítulos inéditos de la historia política norteamericana: el asalto a la sede del Congreso, ubicado en Washington, por parte de simpatizantes del presidente y candidato a la reelección por el Partido Republicano, Donald Trump, quien denunció sin pruebas que hubo fraude en la jornada electoral celebrada el 3 de noviembre de 2020.
El 6 de enero de 2021, los seguidores de Trump, junto con integrantes de diferentes movimientos de ultraderecha estadounidense, irrumpieron en el Capitolio para frenar el proceso de verificación de votos de los Colegios Electorales que sellaría la victoria obtenida por Biden.
Los hombres y mujeres, quienes enfrentaron a la policía dentro de la edificación, acompañaron a Trump, minutos antes, en un mitin político donde el presidente saliente los instó a marchar hasta el Congreso y denunciar la trampa que, a su juicio, fue orquestada desde las filas demócratas, pero que el 1 de diciembre de 2020 fue desestimada por el fiscal general de Estados Unidos, William Barr.
Los disturbios pusieron en el tapete el debate sobre el crecimiento de grupos con ideales nacionalistas y radicales en Estados Unidos que, en su mayoría, surgieron mientras Trump ejercía la presidencia de la nación que obtuvo en 2016.
Los movimientos aprovecharon el alcance de las redes sociales para sumar adeptos. A políticos y analistas, entrevistados en distintos medios norteamericanos, el tema les resultó preocupante por el peligro que representan las acciones de estos grupos para la estabilidad del sistema democrático estadounidense y, a lo sumo, por el auge de la violencia política frente al consenso.
No hay datos concretos, pero se calcula que en Estados Unidos coexisten alrededor de 200 grupos de extrema derecha. Los más conocidos, a raíz del asalto al Congreso, son QAnon y Proud Boys, Oath Keepers y Three Percenters y Boogaloo Bois.
Expertos apuntan a que estos movimientos colaboraron para tejer una estrategia de desinformación en redes sociales durante las elecciones presidenciales del año pasado, que apuntaba a desacreditar la imagen de Joe Biden y su partido ante la opinión pública. El ala radical de derecha defendió con intensidad el presunto fraude denunciado por Trump y, además, aupó a sus adeptos a “detener el robo”.
La proliferación de noticias falsas o datos sin evidencias obligó a compañía de redes sociales como Facebook a cerrar varias páginas y grupos vinculados a los grupos extremistas como parte de una campaña para evitar la desinformación, según dieron a conocer en agosto del año pasado.
En líneas generales, según especialistas, el panorama electoral estadounidense no fue abrazado por la transparencia ni la veracidad: afirman que los comicios presidenciales estuvieron marcados por la desinformación y la proliferación de mensajes falsos difundidos especialmente en redes sociales, como recogen distintos artículos de prensa. La ola defake news comenzó cuando Trump declaraba su triunfo mucho antes de conocer los resultados totales, lo que obligó a Twitter a marcar varios por ofrecer información errónea.
¿Qué hay detrás de los grupos pro-Trump?
Los grupos que apoyan a Trump defienden distintos postulados y teorías conspirativas infundadas que, incluso, han sido prohibidas por compañías de redes sociales, pero, además, tienen investigaciones penales en curso.
El movimiento QAnon, uno de los más notorios, el FBI lo califica como una “amenaza potencial” para Estados Unidos; incluso, actualmente, sus miembros, así como de otros grupos de ultraderecha, son investigados por los actos de violencia que ocasionaron en la sede del Poder Legislativo que culminó con cinco fallecidos.
Una reseña de The New York Time, publicada el 20 de agosto de 2020, describe que QAnon, creada en 2017, se hizo notar en plataformas de redes sociales el año pasado por inundar información falsa sobre la COVID-19, las protestas de Black Lives Matter y las elecciones presidenciales de 2020 de Estados Unidos.
Otro artículo de PolitiFact, organización encargada de verificar noticias falsas, resume que este grupo defiende teorías conspirativas relacionadas con la existencia de un “Estado profundo” que busca atentar contra Trump. Cree que el mundo, además, es gobernado por una “camarilla de pedófilos que adoran a Satanás”, conformadas por políticos demócratas y celebridades del espectáculo que, aseguran, Trump está llamado a erradicar.
Facebook y Twitter han prohibido las cuentas de QAnon que promueven estas teorías de conspiración, pero, pese a las restricciones, los mensajes aún se difunden por otros canales y son replicados por otros internautas en sus redes sociales, según evidenció PolitiFact.
Esta organización ha resaltado que Trump no ha sido claro sobre el apoyo a grupos extremistas, aunque admitió que lo apoyan, incluso que el mandatario respaldó en redes sociales a partidarios de QAnon.
En el caso de Proud Boys, un grupo de extrema derecha creado en 2016, se hizo popular durante la campaña presidencial del año pasado tras un polémico comentario que hizo Trump durante el primer debate presidencial.
Un periodista y el candidato demócrata Joe Biden lo increparon sobre el grupo de supremacía blanca y Trump respondió al grupo radical a que “retrocedieran” y se “quedaran a la espera”. El mensaje generó reacciones en redes sociales y reforzaron la tesis sobre el espaldarazo que Trump les da a los movimientos supremacistas.
En medio de rumores
Tras el asalto al Congreso, se difundió en redes sociales que los miembros que ingresaron a la sede de Capitolio eran integrantes de Antifa, un movimiento conformado por comunistas, socialistas y anarquistas que rechazan la supremacía blanca. Sin embargo, los registros de fotos y vídeos captados en plena irrupción demostraban que los asaltantes eran partidarios de Donald Trump, grupos de extrema derecha y partidarios de las teorías conspirativas de QAnon.
Otros de los rumores, apoyados fuertemente por los grupos pro-Trump, La primera candidata al congreso que apoya QAnon, se refería a una supuesta orden que habría dado Trump para apoderarse de las principales “ciudades corruptas” para permanecer en el cargo. La alerta, además, se acompañó con mensajes que recomendaban a las personas comprar comida y agua.
La información hacía alusión a la posible invocación de Trump de una Ley de Insurrección para permanecer en el poder, que fue promovida por Oath Keepers y por el movimiento QAnon en redes sociales para evitar la certificación de los resultados electorales.
PolitiFact indicó que estas afirmaciones fueron rechazadas por funcionarios de comunicaciones militares y federales, incluso contrastan con las declaraciones en las que Trump aseguró que apoyaría una transición de poder de forma pacífica, sin asistir a la toma de poder, como en efecto ocurrió. Señaló que tales comentarios fueron promovidos por conocidos teóricos de la conspiración.
Joe Biden asumió la presidencia en medio de un ambiente agitado por la violencia y la confusión generada por una denuncia sin base de su principal contrincante. Ahora Trump, tras aceptar su derrota, deberá enfrentar un segundo juicio político por los disturbios generados en el Capitolio, que hicieron tambalear por momentos el sistema democrático estadounidense.