La opacidad y desinformación gubernamental generan noticias falsas sobre el proceso de vacunación anticovid que aterra a una de las poblaciones más vulnerables en la pandemia y es por ello que el Observatorio Venezolano de Fake News te ilustra para identificar y rechazar esos bulos
Las teorías mal intencionadas o informaciones falsas contra las vacunas para combatir el coronavirus han aumentado en el mundo afectando considerablemente a las personas de la tercera edad, pero con especial énfasis a los que viven en Venezuela, por la desinformación que hay en torno al plan epidemiológico gubernamental contra la COVID-19.
El hecho de que el Ministerio de Salud y la Comisión Presidencial de Prevención y Lucha contra la COVID-19 no ofrezcan detalles sobre un cronograma de vacunación o que no informe de la cantidad de dosis que aplica diariamente en el país, ni a qué grupo etario está atendiendo, hace que la población camine a ciegas en la pandemia, siendo esta opacidad gasolina que enciende los bulos por las redes sociales, mensajes en WhatsApp, Telegram y hasta en la mensajería de texto.
Tal es la situación que muchas personas están influenciadas y decididas a no querer inmunizarse, aun estando en riesgo su vida y conociendo el impacto de esta pandemia que ya registra más de 4 millones 300 mil fallecidos en el mundo.
Los mitos y las inyecciones de agua
A Valentina González, de 70 años, le llegó un mensaje de texto del número 74224 indicándole que tenía que acudir al ambulatorio Don Felipe Ponte de Cabudare, municipio Palavecino del estado Lara, para vacunarse, pero a los pocos minutos de enterarse llamó a su hija que migró hace dos meses a Estados Unidos y le respondió con un rotuno no:
— ¡No me voy a vacunar porque me puedo morir! — exclamó.
La mujer, que es obrera jubilada del Ministerio de Educación, hipertensa, sufre de sobrepeso, está bajo tratamiento medicinal y acude a un chequeo médico regularmente, escuchó a varias amigas decir que las personas con enfermedades crónicas y mayores de 60 años no debían vacunarse porque corren el riesgo de tener una reacción a la vacuna que las pase a mejor vida.
Esta creencia, que es una de las primeras que salta a la cabeza de los adultos mayores que como Valentina, que no se la llevan bien con la tecnología y que además viven solos en Venezuela por el éxodo masivo que ha habido desde 2017, es falsa, según indicó el médico internista José Matta Bravo, quien además es profesor de la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado (UCLA) en el estado Lara.
“Es un mito que las personas con cardiopatías hipertensivas, diabetes o con problemas renales, que son las tres enfermedades más frecuentes entre adultos mayores, corran riesgo al vacunarse. Basta con que la persona esté controlada, pero no se puede supeditar la vacunación pidiéndole exámenes o informes, no hay contraindicaciones para este tipo de casos”, explicó el especialista.
Sostiene que son justamente los las personas de edades comprendidas entre 60 y más de 90 años quienes deben ser los primeros en ser inmunizados. “Es imprescindible la vacunación en las personas de la tercera edad porque la inmunidad disminuye. Los primeros en ser atendidos deben ser el personal de salud, personas mayores de 60 años y personas con comorbilidad”, recordó.
Jaime Lorenzo, director nacional de Derechos Humanos Médicos Unidos de Venezuela, indicó que el segundo temor que tienen los venezolanos y que han registrado en esta organización es que le inyecten agua en vez de la vacuna rusa Sputnik V o la vacuna china del laboratorio Sinopharm, que son las que se están aplicando en el país.
“Mucha gente habla de que no lo van a vacunar contra la COVID-19, sino que le van a colocar agua o algún tipo de vitamina en dosis mínimas, por un caso que ya ocurrió en Barquisimeto donde fueron detenidas cuatro personas”, indicó el médico al referirse a una información que dio a conocer el pasado 27 de junio, Martín Maldonado, secretario de Seguridad y Orden Público, y el secretario regional de Salud, Javier Cabrera, sobre la estafa a aproximadamente 2000 personas, en Lara, por la compra de vacunas en el mercado ilegal.
Lorenzo explica que lo primero a tomar en cuenta para no ser víctimas de estos bulos es que se debe descartar cualquier oferta del “mercado negro médico” y que se debe controlar el deseo de estar protegido ante el virus a pesar de las irregularidades que rondan la vacunación gubernamental.
Ahondó en que ese tipo de ofertas no cumplen con los requisitos sanitarios para hacer este tipo de vacunaciones y exhortó a las personas a ser suspicaces con cada particularidad de la oferta, y usó como ejemplo el caso de Barquisimeto en el que los detenidos vendían vacunas a 100 o 450 dólares por la aplicación de dos y hasta tres dosis que eran comercializadas como Sputnik V y Sinopharm, para las que preparaban las jeringas con una mezcla aguas hervidas, antibióticas y analgésicas, llegando a ocasionar diferentes reacciones en las personas.
“Este mercado negro que se ha generado en Venezuela con las vacunas genera desconfianza, sobre todo en la población mayor. El venezolano no le tiene miedo a la vacuna en sí, le teme es a los mecanismos de vacunación que implementa el Estado, porque no hay transparencia en el manejo de la pandemia. Las largas colas que se registran en los centros de salud pública de ciudadanos que demoran horas y son humillados para vacunarse, evidencian que la población confía en la vacunación porque históricamente se han erradicado enfermedades con vacunación masiva, el problema es que aquí no existe un plan de vacunación como tal”, indicó Lorenzo.
Apuntó que en la nación no se sabe con certeza cuántas dosis de vacunas han llegado. De hecho, una investigación desarrollada por la herramienta VacunómetroVe en Instagram, creada por la Alianza Rebelde Investiga (ARI) y publicada por el portal web Tal Cual, señala que aunque el Gobierno haya anunciado hasta el 3 de agosto que se han aplicado 3.230.000 dosis, la información que han recabado de los 23 estados del país y del Distrito Capital suman una cifra mayor a la difundida por el Ejecutivo nacional.
“Se han aplicado 3.282.518 dosis de la vacuna contra la covid-19 desde el 29 de mayo”, reseñan. Hay 312.918 dosis demás que no tienen evidencia pública de su existencia y que son justamente las que se presumen se han desviado hacia el mercado informal de vacunas.
La Abdala ni de cerca
Lorenzo explicó al Observatorio Venezolano de Fake News que el tercer temor que tienen los adultos mayores en Venezuela es que les coloquen un prototipo de vacuna que no haya sido aprobada por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Hizo hincapié que un fármaco que no esté autorizado por este organismo no debe ser aplicado como parte del plan anticovid.
“Hay personas que manifiestan en las redes sociales y en consultas que tienen temor de recibir a un proyecto de vacuna Abdala, de Cuba, porque no está aprobada por la OMS, rechazan el ser conejillos de laboratorios, eso está haciendo que ciertas personas simplemente no acudan a vacunarse”, dijo.
Este bulo empezó a difundirse en las redes sociales, después que el 25 de junio la vicepresidente de la República, Delcy Rodríguez, dijera en su cuenta en Twitter que Venezuela había adquirido 12 millones del biológico cubano Abdala para atender la pandemia.
El cuarto bulo detectado tiene que ver con las campañas que se han difundido en internet y que tienen el objetivo de desprestigiar a los laboratorios que hasta ahora han recibido la certificación de la OMS para aplicar vacunas contra la COVID 19.
El médico internista José Matta Bravo resaltó que desde finales de 2020 ha habido un bombardeo de detractores que hablan de una transgresión genética. “Hay quienes por ignorancia o poca información recibida terminan creyendo que al vacunarlos puede controlar el genoma, pero eso es pura ficción, que puede atemorizar por igual a ancianos y a jóvenes”, explicó.
El 7 de diciembre de 2020, el portal web BBC Mundo, publicó un trabajo en el que detallan que las vacunas anticovid no pueden “alterar el ADN”.
“Es cierto que ninguna vacuna ARNm (molécula de cadena simple) ha sido aprobada con anterioridad, pero se han realizado múltiples estudios de vacunas ARNm en humanos en los últimos años. Y, desde el inicio de la pandemia, la vacuna ha sido analizada en decenas de miles de personas en todo el mundo y sometida aun riguroso proceso de seguridad para su aprobación”, indicó para la BBC Mundo el profesor de la Universidad de Oxford, Jeffrey Almond.
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) detalla, en un documento publicado el 7 de mayo de 2020, las fases por las que tuvieron que pasar cada una de las vacunas contra el SARS-CoV-2 que hoy se aplican en el mundo; han sido al menos cinco.
La primera es la fase preclínica, cuando se experimenta la tolerancia de la vacuna, primero en animales antes que en humanos. En la fase uno se experimenta con un número de 100 personas adultas, para evaluar la seguridad y sus efectos biológicos.
En la fase dos, se aplica el experimento biológico a un grupo de entre 200 y 500 personas. “Las metas de las pruebas de fase II son estudiar la vacuna candidata en cuanto a su seguridad, capacidad imunógena, dosis propuestas, y método de administración”, dice la OPS.
La fase tres es cuando se involucra a una mayor cantidad de voluntarios que participan en un estudio multicéntrico adecuadamente controlado. Pueden incluir cientos a miles de humanos en un país o varios países. Finalmente, la fase cuatro, son los estudios que ocurren después de la aprobación de una vacuna para comprobar la efectividad y seguir monitoreando la enfermedad.
Inoculadas con metales pesados
El quinto bulo detectado tiene que ver con el temor a vacunarse porque las personas pueden ser inoculadas con plomo o metales pesados. Esto debido a que en mayo de este año comenzaron a aparecer videos caseros en las redes sociales donde mostraban a las personas con un pequeño metal en el brazo, alegando “propiedades magnéticas”, en el orificio donde hacían creer que fueron inyectados.
Reuters, fue uno de los primeros en desmentirlo: “Reuters ha desacreditado teorías conspirativas infundadas sobre microchips en las vacunas contra el coronavirus durante toda la pandemia, que a menudo apuntaban al cofundador y filántropo de Microsoft, Bill Gates”, reseñaron. En el caso particular de la vacuna Sputnik V, una cuenta de fake news en Argentina, @Confi_ar, entrevistó al médico infectólogo, Jorge Geffner, en el que explica lo absurdo de la teoría: “Utilizar sales de aluminio es una técnica para aumentar la capacidad inmunogénica de las vacunas que se utiliza hace más de 40 años. Esas sales de aluminio son inertes y no reaccionan con nada del organismo. Se utilizan hace mucho tiempo en distintas vacunas, como la antitetánica o la antidiftérica”, detalló